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Oficina de Prensa del CC del KKE

Declaración sobre la invasión rusa en Ucrania

30 años después de la disolución de la Unión Soviética y el derrocamiento del socialismo, para la cual muchos celebraron porque se suponía que el mundo iba a volver más "pacífico" y "seguro", estalla otra guerra imperialista en territorio europeo, tras la guerra de Yugoslavia y otros lugares.

El inicio formal de la guerra es la inaceptable intervención militar de Rusia y la invasión en Ucrania, pero el material inflamable se ha ido acumulando gradualmente en la región durante años.

Independientemente de los pretextos utilizados por ambas partes, el conflicto militar en Ucrania es el resultado de la intensificación de las rivalidades entre los dos bandos opuestos, centradas ante todo en las esferas de influencia, las cuotas de mercado, las materias primas, los proyectos energéticos y las rutas de su transporte, rivalidades que ya no pueden resolverse por medios diplomático-políticos y compromisos frágiles.

Por un lado, están los Estados Unidos, la OTAN y la UE, que apoyan el gobierno reaccionario de Kiev, los mecanismos paramilitares y los grupos fascistas de Ucrania y que desde hace años promueven sus posiciones (ampliación de la OTAN con los países de Europa del Este, escudo anti-misiles, etc.), con el objetivo de cercar económica, política y militarmente a Rusia.

En el otro lado está la Rusia capitalista, que impulsa sus propios planes de unificación capitalista de los países de la antigua URSS y que en los últimos años ha procedido a la integración de Crimea en la Federación Rusa y recientemente al reconocimiento de la "independencia" de las llamadas "Repúblicas Populares" de Donetsk y Lugansk.

Los acontecimientos confirman que la guerra es la continuación de la misma política por otros medios, violentos. Es la prueba de que la guerra imperialista, la muerte y la destrucción que provoca, surgen inevitablemente de las competencias capitalistas.

El conflicto militar se desarrolla entre dos países, Rusia y Ucrania, cuyos pueblos han vivido durante décadas en hermandad y han progresado pacíficamente bajo el socialismo. Es esta memoria histórica de los dos pueblos la que ambos bandos intentan borrar, utilizando el anticomunismo y el antisovietismo. La historia, sin embargo, no se borra; al contrario, demuestra que la salida está en la ruptura con el sistema capitalista que genera la pobreza y la guerra. Este es el otro camino que estos pueblos, todos los pueblos, deben seguir hoy.

El actual enfrentamiento militar desemboca ahora en un conflicto bélico de dimensiones imprevisibles, ya que está vinculado al enfrentamiento más general (EEUU - UE - China - Rusia, etc.) por la primacía en el sistema imperialista. Las víctimas, una vez más, son los pueblos de los países implicados, y no sólo ellos, ya que las implicaciones económicas y geopolíticas de este conflicto afectan a los pueblos de todo el mundo.

Grecia participa activamente en los antagonismos imperialistas, con el objetivo de la mejora geoestratégica de la burguesía griega, que no es otra cosa que su participación en el saqueo y la redistribución del "pastel", que se hace con nuevos crímenes contra los pueblos.

Los gobiernos griegos de ND, PASOK y SYRIZA han apoyado todas las decisiones y planes de la OTAN relativos a la expansión de esta organización asesina y al cerco de Rusia. Han promovido el establecimiento de nuevas bases de Estados Unidos y la OTAN en el país, como la de Alexandroupolis, que se ha convertido en un centro de transporte y envío de fuerzas militares a Europa del Este. Nuestro país se convierte así en "agresor" de otros pueblos, pero al mismo tiempo también puede convertirse en "víctima", ya que se convierte automáticamente en un blanco de posibles represalias, como ya ha advertido Rusia sobre Alexandroupolis y las demás bases militares, mientras que nuestro pueblo ya está pagando un fuerte impuesto económico con los altos costos de bienes fundamentales , el aumento de los precios de los combustibles, la pobreza energética y los armamentos. Entre otras cosas, se está abriendo el apetito de la burguesía turca por sus inaceptables reivindicaciones en el mar Egeo y el problema de Chipre.

La respuesta a favor de los intereses de nuestro pueblo no es aliarse como pueblo y como país con un u otro polo imperialista. El dilema no es Estados Unidos o Rusia, la OTAN o Rusia. La lucha obrero-popular debe trazar una línea independiente de todos los planes burgueses e imperialistas.

Ante el nuevo crimen, la respuesta sólo puede ser: No a la guerra imperialista. Sólo los pueblos pueden condenar las clases burguesas y a los gobiernos de sus países, que los llevan a la matanza, tanto en Ucrania como en Rusia, en todas partes. La participación y la implicación de Grecia deben cesar inmediatamente. Que cierren inmediatamente las bases militares de la OTAN en nuestro país. Que reforcemos la lucha por la desvinculación de las uniones imperialistas de la OTAN y la UE, con el pueblo dueño en su propia tierra.

24/2/2022