En estas condiciones, la lucha por el reagrupamiento del movimiento comunista internacional es una tarea de importancia decisiva y el KKE considera necesario abrir una discusión esencial sobre los graves problemas respecto la estrategia y la táctica, considerando que cualquier demora agrava la situación y entraña graves peligros.
En primer lugar, las y los comunistas deben centrar su atención a la cuestión del imperialismo ya que es un tema de discusión más general.
Según la tesis leninista el Imperialismo es la fase superior del capitalismo en que se han predominado los monopolios y el capital financiero, y la exportación de capitales es de especial importancia. En este marco se lleva a cabo una lucha entre los diversos monopolios y estados capitalistas para el reparto de los mercados.
La tesis que limita el Imperialismo a la política exterior agresiva de EE.UU. y a la de otros estados capitalistas fuertes, no toma en consideración la base económica del sistema en nuestros días, los monopolios, las grandes empresas accionistas que se han desarrollado en todos los países.
Consideramos que esta tesis no tiene una visión global del sistema imperialista (capitalista), tal como está, con los estados capitalistas como eslabones que se difieren entre sí y a causa de su desigualdad tienen posiciones diferentes en el sistema según su fuerza económica, militar y política.
En segundo lugar, hemos tratado la cuestión del carácter de nuestra época y del carácter de la revolución. Esta cuestión es de suma importancia.
Estamos en el siglo 21; el poder burgués derrocó el feudalismo hace muchos siglos. El capitalismo se ha desarrollado y la fase imperialista ha llevado a la gran socialización de la producción y del trabajo cuyos frutos disfruta la burguesía.
Las grandes empresas monopolistas tienen bases y redes en todo el globo; se han desarrollado las ciencias, la tecnología, la infraestructura multiforme, los medios de transporte etc.
Sin duda, se han madurado las condiciones materiales que determinan el carácter de nuestra época como la época de transición del capitalismo al socialismo que hoy es más necesario y vigente que nunca para la clase obrera, las capas populares, para el futuro de los jóvenes.
La Gran Revolución Socialista de Octubre, que tendrá su 100 aniversario en 2017, muestra el camino. Esta Revolución Socialista a principios del siglo 20 en un país agrícola atrasado donde el desarrollo del capitalismo creó las condiciones materiales para la construcción de la nueva sociedad socialista, dio un impulso al desarrollo de las fuerzas productivas.
La contrarrevolución y el cambio negativo en la correlación de fuerzas no invalidan el hecho de que el socialismo fue construido, ni tampoco anulan el carácter de nuestra época que fue inaugurada por la Revolución de Octubre como época de transición del capitalismo al socialismo. Las condiciones que ponen de relieve el agotamiento de los límites históricos del capitalismo (crisis, guerras, desempleo, pobreza etc.) se han intensificado y el carácter socialista de la revolución expresa la necesidad urgente de resolver la contradicción básica del sistema entre el capital y el trabajo asalariado.
El capitalismo ha dado luz a su propio enterrador; la clase obrera es la clase dirigente de la sociedad y el carácter de la revolución como socialista plantea la cuestión de que esta clase debe reclamar y conquistar el poder.
En muchas ocasiones se hace referencia a la tesis de Lenin sobre “la dictadura democrática revolucionaria del proletariado y de los campesinos” para corroborar la posición anticuada de las etapas intermedias, pero hay que dejar claro que esta tesis corresponde a las condiciones de la Rusia zarista, durante la revolución de 1905, mientras que después del derrocamiento de la autocracia el partido bolchevique siguió adelante y trabajó en los soviets con el fin de conquistar mediante la revolución el poder obrero, la dictadura del proletariado (Tesis de abril, 1917).
Consiguientemente, la celebración del 100 aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre debe dar un impulso al estudio de la estrategia de los partidos comunistas para que se adapte a las necesidades de nuestra época, a la dirección leninista que expresó la fuerza de la Revolución bolchevique y destacó que “la abolición del capitalismo y de sus vestigios y el establecimiento de las bases del orden de clase comunista constituyen el contenido de la nueva época de la historia universal que comienza ahora”.
En tercer lugar, los estados capitalistas participan en alianzas imperialistas para servir de manera eficaz los intereses de las clases burguesas en el antagonismo capitalista internacional, para fortalecer el poder del capital y confrontar al movimiento obrero de manera coordinada.
Estas alianzas interestatales no pueden negar la organización en base estado-nación o las contradicciones interimperialistas que se manifiestan incluso dentro de la propia alianza, ya que cada estado imperialista funciona en base a los intereses de sus propios monopolios.
El KKE tiene mucha experiencia en la lucha contra la OTAN, el brazo armado del imperialismo contra los pueblos.
Nuestro partido lleva años luchando contra la Unión Europea, la alianza interestatal imperialista que expresa los intereses de los grupos monopolistas europeos, contra la clase obrera, contra el campesinado pobre y las demás capas populares de Europa, lo cual expone a las fuerzas de la socialdemocracia y del oportunismo que embellecen el carácter imperialista de la Unión Europea, tal como hace el Partido de la Izquierda Europea (PIE).
El KKE, con motivo del referéndum en Bretaña y el Brexit, presentó sus posiciones que destacan las contradicciones internas de la Unión Europea, la desigualdad de sus economías y la lucha entre los centros imperialistas que se ha agudizado en condiciones de recesión económica.
Las posiciones que proponen como solución el cambio de moneda o la salida de la UE en el marco del capitalismo, objetivamente no pueden servir los intereses obreros y populares. Al contrario, llevan a la perpetuación del régimen de explotación del hombre por el hombre; el poder sigue en manos de la burguesía, los medios de producción siguen siendo propiedad capitalista.
Nuestro partido considera que la necesidad de condenar la UE y la OTAN, la lucha por el desencadenamiento del país de los organismos imperialistas para que sea eficaz debe ser ligada con el derrocamiento necesario del poder del capital, debe ser ligada con el poder obrero y popular. La alianza social de la clase obrera y de las demás capas populares, el reagrupamiento y el fortalecimiento del movimiento comunista internacional es una condición para que abra el camino de esperanza.
Las alianzas interestatales no se limitan a la OTAN y la UE en las condiciones actuales.
Junto a estas hay otras como p.ej. el grupo BRICS, la Organización de Cooperación de Shangai, la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva, uniones interestatales en América Latina etc. Las diferencias que existen derivan de la posición que ocupan los estados capitalistas en el sistema imperialista y de los objetivos de las clases burguesas. Sin embargo, existe una base común y esta está determinada por el hecho de que en estas alianzas interestatales participan estados capitalistas que representan los intereses de los monopolios.
Esta es la base de contradicciones en la UE o entre EE.UU. y la UE, como se demuestra por una serie de acontecimientos, como es la gestión de la crisis capitalista y de la deuda, las negociaciones sobre la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión que se dirige contra los pueblos etc. o incluso las contradicciones que se manifiestan en la región de Asia y del Pacífico.
Nuestro partido sigue con mucha atención los acontecimientos en el Mar del Sur de China, una región que es un paso importante en las rutas marítimas internacionales, rica en pescados y recursos energéticos. Grandes intereses monopolistas, tanto de dicha región y de más lejos (como muestra la implicación continua de EE.UU. y su “interés”) han enfocado su interés en la explotación de estos grandes recursos. Nuestro partido considera que las cuestiones de diferencias territoriales entre los estados (p.ej. respecto el establecimiento de las Zonas Económicas Exclusivas etc.), con la intervención incluso de los movimientos populares, se deberían resolver de manera pacífica, en base al derecho internacional del mar, mediante negociaciones y decisiones multilaterales, cuando varios países están involucrados en este asunto.
En los últimos años se habla del llamado “mundo multipolar” como un desarrollo favorable al pueblo pero este tema debe ser examinado con más cuidado porque en esencia se compone de “polos” capitalistas que se forman para promover los intereses de los grandes grupos monopolistas y expresan las contradicciones interimperialistas.
La tarea de los partidos comunistas es estar en la primera línea y abrir el camino para que los pueblos no se pongan bajo las banderas de ninguna burguesía, de ninguna alianza imperialista, sino que desarrollen su lucha en base a sus propios intereses y necesidades.
En cuarto lugar, los últimos años han estado marcados por las intervenciones y las guerras de la OTAN, de EE.UU. y de la UE en Yugoslavia, en Afganistán, en Irak, en Libia, en Siria, en Ucrania, en países africanos.
Un rasgo característico de las intervenciones y las guerras imperialistas es el uso de una serie de pretextos entre los que destacan la lucha contra el terrorismo, la confrontación de la organización terrorista del Estado Islámico y de organizaciones similares que son creaciones imperialistas y han sido apoyadas por los EE.UU., fuertes estados de la UE, Turquía, Qatar y Arabia Saudita para promover sus intereses en el Oriente Medio, en África del Norte y en la región más amplia.
Nuestra tarea es destacar las verdaderas causas de las guerras que se encuentran en las contradicciones y los antagonismos interimperialistas en todo el planeta entre EE.UU., la OTAN, la UE, Rusia, China, otros estados capitalistas, sobre los recursos energéticos y las rutas de transporte, las regiones de importancia estratégica, las rutas marítimas y el control de los mercados.
El Oriente Medio, África del Norte, la zona de Sahel, Caspia, el golfo Pérsico, los Balcanes, el Mar Negro, el mar del Sur de China y el Ártico son campos de contradicciones imperialistas de particular importancia.
La OTAN transfiere fuerzas militares e instala bases militares en países de Europa Este y Central. Rumania y Polonia son los centros para la instalación del sistema de misiles de EE.UU. que apunta contra Rusia, mientras que en el Pacífico se ha transferido más que el 60% de las fuerzas navales de EE.UU.
Se aumenta el peligro de conflictos regionales generalizados e incluso nos preocupa la posibilidad de una guerra imperialista generalizada.
El movimiento comunista tiene tareas importantes y tiene que ampliar la discusión sobre la postura de los comunistas respecto las guerras imperialistas, determinar los criterios y el papel significativo de las guerras revolucionarias justas.
El KKE por su parte ha contribuido a la organización de la lucha contra las intervenciones y las guerras imperialistas, contra la implicación de los gobiernos griegos, para el regreso de las fuerzas militares griegas de las misiones imperialistas, para el cierre de las bases euro-atlánticas.
Nuestro partido considera que la lucha por la defensa de las fronteras, de los derechos soberanos de Grecia, desde el punto de vista de la clase obrera y de las capas populares, está indisolublemente ligada a la lucha por el derrocamiento del poder del capital. Cualquier forma que sea la forma de participación de Grecia en una guerra imperialista, el KKE debe estar preparado a dirigir la organización independiente de la resistencia obrera y popular y conectarla con la lucha para la derrota de la burguesía nacional y extranjera como invasor.
En quinto lugar, el KKE en el marco del largo estudio sobre el análisis de las causas y de los factores que llevaron al derrocamiento del socialismo evaluó que la contrarrevolución en la URSS se produjo “de su interior y de arriba”, como resultado de la mutación oportunista del movimiento comunista y de la dirección política respectiva del poder soviético, en un ambiente de intervenciones múltiples por el imperialismo lo que llevó al crecimiento del oportunismo y su desarrollo en fuerza contrarrevolucionaria.
El derrocamiento del socialismo estaba conectado con la utilización de herramientas capitalistas para la confrontación de problemas en la construcción del socialismo.
La construcción del socialismo inicia con la conquista revolucionaria del poder por la clase obrera y el modo de producción comunista se crea a través de la socialización de los medios de producción concentrados, la Planificación Central, la formación de instituciones de control obrero.
La lucha de la clase obrera continúa en condiciones diferentes y con formas diferentes tanto en el período en que se sientan las bases de la nueva sociedad así como durante el desarrollo del socialismo en una lucha constante para la abolición de todas las formas de propiedad privada y grupal, para la ampliación de la propiedad social y el fortalecimiento de la planificación central, de las relaciones de producción comunistas.
Estamos firmemente convencidos de que las posiciones sobre diversos “modelos socialistas” en el nombre de las particularidades nacionales no se basan en los principios del socialismo científico y en las leyes de la construcción socialista.
Desafortunadamente esto no tiene que ver solamente con el marco pequeñoburgués-socialdemócrata del llamado socialismo del siglo 21 que fomenta ilusiones de que el capitalismo se puede humanizar, y perpetúa el poder burgués y la explotación capitalista, como lo demuestran los acontecimientos, por ejemplo en América Latina.
El problema es más profundo.
Se busca reemplazar la necesidad de la revolución socialista por la vía parlamentaria burguesa a través de la gestión de los “gobiernos de izquierda”. La socialización de los medios de producción se sustituye por un sistema económico mixto con empresas capitalistas, mientras que la planificación central se sustituye por la intervención estatal para la regulación del mercado capitalista.
Estas posiciones no tienen que ver con los restos del antiguo sistema (capitalista) en la nueva economía socialista, ni tampoco con la pequeña producción de mercancía que puede continuar existiendo para un cierto período (y constituye una fuerza de mantenimiento o de reaparición del capitalismo). Están relacionadas con una línea política específica que se aleja de las leyes del socialismo, teniendo como punta de lanza la posición peligrosa de que se puede construir el socialismo con la presencia de empresas capitalistas y del capital que es una relación social de explotación.