En Grecia inmediatamente surgió una ola de solidaridad con los pueblos de Turquía y Siria. El KKE ha llamado al pueblo griego a expresar de todas las maneras posibles su solidaridad con los pueblos de Turquía y Siria que sufren, apoyando las iniciativas de sindicatos y organizaciones de masas que recogenproductos de primera necesidad, donaciones voluntarias de sangra en todo el país organizadas por los sindicatos que se agrupan en el PAME, la participación en la misión voluntaria de médicos de hospitales públicos y de personal sanitario.
Al mismo tiempo se plantean preguntas implacables ¿Por qué hay tantos miles de muertos en 2023 cuando las ciencias y la tecnología han ofrecido las herramientas para identificar con precisión las fallas sísmicas, las zonas de mayor riesgo, construir adecuadamente casas, escuelas, hospitales, para que no se pongan en riesgo vidas humanas?
En Grecia, a pesar de la constante crítica que ha ejercido el KKE a todos los gobiernos burgueses, no existe un plan integral de protección contra los terremotos teniendo como criterio la protección del pueblo. Esta es la causa principal de los miles de muertos tras un terremoto.
Esta situación en Grecia, en Turquía, en todos los países capitalistas es el resultado de la política que trata la protección contra los terremotos como un obstáculo a las ganancias del capital y de su Estado. Es la política que determina el nivel de protección en función a los intereses de los grandes grupos empresariales, de los “márgenes presupuestarios” y no en función de las necesidades y la seguridad de las familias de las capas populares.
Es trágico ver a los gobiernos de Grecia y Turquía destinar miles de millones para los armamentos de la OTAN, gastar el dinero del pueblo en F-16 y fragatas, para fortalecer el ala sud-oriental de la OTAN y la capacidad operativa de EE.UU.
Dicen descaradamente que lo hacen para proteger a sus pueblos, mientras al mismo tiempo los dejan expuestos y desprotegidos, ante los terremotos, la nieve y las inundaciones. De hecho, utilizan la excusa de que “no hay suficiente dinero” para proyectos y planes de protección del Estado y que todo ello va más allá de la “resiliencia de la economía”.
Ya lo hemos visto en nuestro país... Y a pesar del hecho de que aún ahora, en ocasión de los acontecimientos en Turquía, se habla de la posibilidad de un terremoto en Grecia también, la situación es la siguiente:
- El 75% - 80% de los edificios del país fueron construidos antes de 1985, es decir según las antiguas normativas sísmicas (o incluso sin basarse ni siquiera a ellas) pero todos los gobiernos han negado en la práctica a implementar un programa de control pre-sísmico y de refuerzo de estas construcciones donde sea necesario.
- En 1999, con motivo del gran terremotocon 143 muertos, se anunciaron inspecciones visuales primarias rápidas de más de 85.000 edificios públicos y de servicios públicos. Hasta hoy, 24 años después, ni siquiera estas inspecciones se han completado. Y, por supuesto, ni siquiera se han previsto inspecciones esenciales para que en los edificios con deficiencias se realice una evaluación detallada de su capacidad sismo-resistente y la redacción de un estudio de rehabilitación y refuerzo.
- El 50% de las escuelas del país fueron construidas hace 25 - 30 años o más, necesitan un refuerzo significativo y un traslado gradual a nuevos edificios escolares. Sin embargo, los gobiernos y los ministerios competentes no solo no han concluido las inspecciones y las intervenciones necesarias, sino que además han aprobado leyes para transferir la responsabilidad de los edificios escolares a los municipios y han recortado los fondos respectivos de los presupuestos.
¿Podría la situación hoy ser distinta? Las condiciones previas existen. Pero el Estado burgués y la política de los gobiernos, absolutamente hostiles y peligrosos, dejan al pueblo desprotegido. Porque pueden fácilmente hacer exenciones fiscales para los armadores y ofrecer subvenciones a los grupos de Energía, pero no dan un céntimo para la protección del país contra los terremotos, las inundaciones y los incendios.
Por lo tanto, el camino de sentido único para los trabajadores es organizar su lucha y reclamar la protección de su vida y la de sus hijos. Este debe ser uno de los criterios clave en las elecciones parlamentarios en los próximos meses y debe determinar la elección de los trabajadores. El dilema es este: “O arriesgo la vida de mi familia, o el día siguiente de las elecciones soy más fuerte y lucho por una vida mejor”. Y en esta lucha el fortalecimiento del KKE es un factor decisivo.
09.02.2023
