La base para los argumentos que el KKE planteó en su carta del 1 de diciembre se sustancia en la propia carta y en el contenido de los documentos congresuales y resoluciones del 3º congreso del PIE.
La muy generalizada referencia al “socialismo con democracia” (que ataca al socialismo que conocimos en la URSS y otros países comunistas mediante la afirmación de que eran supuestamente “no democráticos”) va dirigida a enturbiar. El PIE, en realidad, tal como está claro en su documento congresual, tiene otros objetivos, que se recogen en su consigna “No podemos mejorar el mundo si no lo salvamos, pero podemos salvar el mundo si lo mejoramos”. Lo que el PIE admite en esta consigna es que se esfuerza por alcanzar un capitalismo humanizado, mejorado. En un período en el que los vaivenes del capitalismo están más claros que nunca para los trabajadores, incluso más ahora que el trabajador puede entender a partir de su propia experiencia que el capitalismo, tanto en el período de desarrollo como en el de crisis, es bárbaro y agresivo, el PIE se ha propuesto hacerle un lifting al capitalismo, dejando sin tocar intencionadamente la explotación capitalista y el poder del capital.
“Transformación de la misión del Banco Central Europeo. Por medio de la generación de liquidez y en base a criterios sociales, el BCE debería ampliar los créditos a interés bajo a los estados miembros... El tema de los eurobonos para permitir a los estados miembros pedir prestado a tipos de interés razonable... Otra Europa es posible... Luchamos por una refundación democrática de Europa y la UE”. El PIE, con esta posición, demuestra que propone medidas que operan en el marco del sistema capitalista, que tienden a su gestión y son utópicas, puesto que exigen que el capitalismo vuelva a su fase previa premonopolista. Supuestamente, de esta forma se alcanzará la “humanización” del capitalismo, “purgando” de la UE a los que se benefician de ella y del “neoliberalismo”. La ansiedad del PIE por “refundar” la UE, “purificando” y transformando el BCE en una institución supuestamente benévola y favorable al pueblo, demuestra que no tienen relación con el análisis de clase del carácter imperialista de la UE. No obstante, los comunistas que seguimos el marxismo-leninismo sabemos muy bien lo que objetivamente existe en la sociedad capitalista, que este sistema explotador no puede mejorarse por medio de reformas, ni sus organizaciones imperialistas ser refundadas sobre una base favorable al pueblo: sólo pueden ser derrocadas.
“Si la UE no es capaz de detener la especulación, ¿quién lo es?”, se pregunta el PIE. Así queda claro que las ilusiones y esperanzas en los documentos congresuales del PIE sobrepasan las que se encuentran en los documentos de la propia UE imperialista. La posición de un euro-partido se explica por el hecho de que la condición previa de su existencia es su aceptación (en su documento fundacional y en sus estatutos) de los principios de la UE, la eternidad de esta unión imperialista y, así, de la explotación capitalista – de esta forma se fomentan al mismo tiempo las ilusiones de que pueden existir capitalistas que no busquen beneficios.
Cuando el PIE está a favor de un “nuevo proceso democrático basado en la participación activa del pueblo, los parlamentos europeo y nacionales vía nuevos poderes y derechos de participación...”, está planteando de nuevo una visión edulcorada de los parlamentos burgueses que pretende atrapar al movimiento obrero y popular en la lógica en bancarrota del eurocomunismo.
Cuando el PIE escribe que “eso significa que queremos crear un frente político y social contra el neoliberalismo a nivel nacional, así como a nivel europeo”, causa un daño al movimiento popular, porque propaga falsas esperanzas sobre que el capitalismo puede supuestamente resolver los problemas actuales del pueblo, sin que se toquen las relaciones económicas capitalistas ni su superestructura política. Lo que se promueve con estos peligrosos y engañosos “frentes antineoliberales” es la “solución” fallida de las reformas burguesas, dejando la puerta abierta a la socialdemocracia.
En el período en que los socialdemócratas constituyen la “fuerza de ataque” básica del capital para que se apruebe la barbarie antiobrera y la masiva expansión de la pobreza en Europa (por ejemplo en Grecia, España y Portugal), el PIE condena hipócritamente “la gestión neoliberal”, incluso yendo más allá hasta atribuirle el estallido de la crisis capitalista. Así hace como que no ve el carácter de la crisis como del propio sistema capitalista, como una crisis de sobreacumulación que tiene su raíz en la contradicción básica entre capital y trabajo, como los PPCC concluyeron en su Encuentro Internacional en Sudáfrica. Por el contrario, las fuerzas del PIE dejan las verdaderas causas de la crisis capitalista global sin tocar.
Con esta línea, restringen cualquier desarrollo de las luchas de la clase obrera a condenar a “la mala derecha” (por ejemplo Sarkozy en Francia) y así, en esencia, trabajan por el retorno de la socialdemocracia, quien tiene un probado historial de adopción del proyecto antipopular y su continuación de una forma incluso más bárbara que como lo dejaron los gobiernos liberales. Los PPCC que juegan el papel de compañeros de gobierno con la socialdemocracia promueven la misma línea oportunista con el objetivo de hacer avanzar las políticas antiobreras, una línea que, como es bien conocido, llevó a la castración ideológica de los PPCC en Europa en el pasado reciente, a la pérdida de sus conexiones con la clase obrera y las masas populares.