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Contribución escrita del KKE en el XX EIPCO

bajo el tema:

"La clase obrera contemporánea y su alianza.  Las tareas de la vanguardia política -los Partidos Comunistas y Obreros, en la lucha contra la explotación  y  las guerras imperialistas, por los derechos de  los obreros y de los pueblos, por la paz, por el socialismo."

1. LA CLASE OBRERA HOY

Los Partidos Comunistas y Obreros en su XX Encuentro están centrando su atención a la clase obrera contemporánea. En los últimos años se refuerzan los argumentos burgueses y pequeñoburgueses que cuestionan el papel revolucionario de la clase obrera o en otros casos incluso su propia existencia. De hecho, hay quienes llegan al punto de buscar “nuevos sujetos revolucionarios”. Estos puntos de vista interpretan con su propio modo los descubrimientos tecnológicos de la nueva era, los avances de la informática y de la robótica que se presentan como avance y “nueva revolución industrial” en la sociedad. Como datos adicionales a estos cambios se presentan cifras de estadísticas burguesas que muestran una reducción en el empleo en varios sectores industriales tradicionales y aumento en el empleo de trabajadores en el sector de "servicios". Así que burgueses y oportunistas buscan “acabar” con la clase obrera y con su miedo ante la perspectiva de fortalecimiento y escalada de la lucha de clases, del establecimiento del poder obrero.

La “trampa” que oculta este concepto de la “sociedad post-industrial” es que, por un lado, califica la sociedad teniendo como criterio el nivel tecnológico de los medios de producción y no las relaciones de producción. Además, identifica erróneamente la industria con el sector de la “transformación”. Considera como clase obrera solamente a aquel parte que trabaja manualmente o que trabaja en la industria de transformación, mientras que otras partes de la clase obrera, como por ejemplolos científicos asalariados que no ocupan un cargo directivo y cumplen con los criterios leninistas de integración en la clase obrera, se integran en las capas medias. Al mismo tiempo, utiliza el hecho objetivo de que el desarrollo capitalista contribuye a la disminución de la participación de la mano de obra en la industria de transformación como porcentaje de la mano de obra total, así como del producto de la industria de transformación calculado en valor como porcentaje del PIB en total, y así llega a la conclusión del “fin de la clase obrera” que carece de base científica.

Sin embargo, en realidad, lo que es importante y es objeto de los estudios científicos de los fundadores del comunismo científico son las relaciones entre el capital y el trabajo asalariado, es decir entre la burguesía y el proletariado. Esto no es casualidad, porque la relación entre el capital y el trabajo asalariado es el “eje en torno del cual gira todo el sistema de la moderna sociedad”.[1]Los cambios científicos y tecnológicos no niegan el hecho de que los capitalistas se ven obligados a contratar mano de obra para poner en marcha los medios de producción, que son propiedad suya, con el fin de maximizar sus ganancias. El "consumo" de la fuerza de trabajo de la clase obrera es la que produce los nuevos valores, una parte de los cuales no retorna a los productores directos con la forma de sueldo, salario diario, seguridad social, pensión etc., sino como plusvalía, se convierte en ganancias para el capitalista. Así que la fuerza de trabajo es la única mercancía que cuando se consume produce más valor del que encierra. Esto ocurría hace 200 años, y sigue ocurriendo hoy a pesar de cualquier cambio.

Además, es cierto que la característica básica de la clase obrera es que carece de medios de producción y se ve obligada a vender su fuerza de trabajo (la capacidad de trabajar) a la clase de los propietarios de los medios de producción, la clase de los capitalistas.

Además, la teoría marxista considera como industrial todo sector de la producción social en que se produce valor y, por lo tanto, plusvalía, por ejemplo la informática y las telecomunicaciones, los transportes, que según la estadística burguesa se incluyen en los servicios. Marx, en su obra “El Capital”, afirmó que los límites de la actividad industrial en el capitalismo son más amplios que los de los sectores tradicionales que la estadística burguesa incluye en la “industria de transformación”. En el segundo volumen de “El Capital” se menciona que: “Hay, sin embargo, ramas industriales independientes donde el producto del proceso de producción no es un objeto nuevo, una mercancía.Entre ellas la única que tiene una importancia económica es la industria de comunicaciones, tanto la industria especifica del transporte de personas y mercancías, como la destinada a la mera transmisión de noticias, cartas, telegramas, etc.(...) Pero lo que la industria de transporte vende es este mismo desplazamiento de lugar (...) El efecto útil sólo puede consumirse  durante el proceso de producción; no existe como un objeto útil distinto de este proceso (...) Pero el valor de cambio de este efecto útil se determina, como el de cualquier otra mercancía, por el valor de los elementos de producción consumidos en él (fuerza de trabajo y medios de producción) más la plusvalía creada por el trabajo  excedente de los obreros que trabajan en la industria del transporte. (...) El capital industrial es la única forma de existencia del capital en que es función de éste no sólo la apropiación de la plusvalía o del producto excedente, sino también su creación.”[2]

Cabe destacar que Engels señaló la importancia especial del proletariado industrial a causa de su posición en la producción, su concentración en los centros de trabajo y en las ciudades y su capacidad de organización: “Los primeros proletarios pertenecían a la industria y fueron directamente engendrados por ella (...) Incluso entre los obreros industriales, hallaremos este orden y veremos cómo los obreros de las fábricas, estos hijos mayores de la revolución industrial, han sido desde el principio hasta nuestros días el alma del movimiento obrero y cómo los demás se han incorporado al mismo en la  medida en que su oficio ha sido arrastrado en el torbellino de la industria."[3]

El proceso del desarrollo capitalista, de la concentración y centralización de capital, lleva objetivamente al desarrollo de la clase obrera, a la agudización de la contradicción básica entre capital y mano de obra asalariada, al desarrollo de la lucha de clases y a la formación del nuevo sujeto revolucionario, es decir la clase obrera y su vanguardia, el partido obrero revolucionario (el partido comunista).

La fuerza de la clase obrera como dirigente de la revolución socialista no se determina por su tamaño, sino por su posición en el sistema social de producción. “En cualquier país capitalista, la fuerza del proletariado es incomparablemente mayor que su proporción numérica en la masa general de la población. Y esto es así porque el proletariado domina económicamente en el centro y en el nervio de todo el sistema económico del capitalismo, y también porque, bajo el capitalismo, el proletariado expresa, económica y políticamente, los verdaderos intereses de la inmensa mayoría de los trabajadores...”[4].

Por lo tanto, podemos decir que es natural que las ramas de la actividad productiva, separadas en base a la producción de diferentes valores de uso, evolucionen y cambien con el paso del tiempo. En las últimas tres décadas sectores como la informática y las telecomunicaciones tienen un rápido crecimiento. Sin embargo, la concentración industrial no se identifica con el curso de ciertos sectores que crecen o declinan. Hoy día, podemos hablar de industria de informática, industria de telecomunicaciones, de transportes, etc. Independientemente de si dicho caso concierne la producción de nuevos productos materiales, la transferencia de información o de bienes, en todos los casos existe una relación capitalista, explotación de trabajo asalariado para la producción de valor y de plusvalía. Por lo tanto, en estos sectores, la mano de obra asalariada, la clase obrera, es la fuerza productiva básica. Consideramos que se aplica totalmente en nuestros días la definición clásica de Lenin para las clases: “Las clases son grandes grupos de hombres que se diferencian entre sí por el lugar que ocupan en un sistema de producción social históricamente determinado, por las relaciones en que se encuentran con respecto a los medios de producción (relaciones que las leyes refrendan y formulan en gran parte), por el papel que desempeñan en la organización social del trabajo, y, consiguientemente, por el modo y la proporción en que perciben la parte de la riqueza social de que disponen. Las clases son grupos humanos, uno de los cuales puede apropiarse el trabajo de otro por ocupar puestos diferentes en un régimen determinado de economía social”[5].

Para el KKE todo ello es la “piedra angular” de su enfoque y de la evaluación de que la clase obrera es la fuerza productiva principal y se desarrolla constantemente. Los trabajadores que se ven obligados a vender su fuerza de trabajo para vivir, carentes de medios de producción y de subsistencia, pagados con salario mensual o  diario, con un papel ejecutivo independientemente del sector en que trabajan y el tipo de trabajo, pertenecen a la clase de los trabajadores asalariados. Por supuesto, al mismo tiempo, nuestro Partido está estudiando los cambios en relación con la composición, el nivel educativo, los cambios en las relaciones laborales, etc.

2. EL PAPEL DE LA CLASE OBRERA

La clase obrera es la fuerza productiva básica. La concentración y centralización del capital por grandes grupos monopolistas implica la concentración de mano de obra, la socialización del trabajo y de la producción, convierte a la clase obrera en el centro y en el nervio de la producción y la economía en general, especialmente en sectores estratégicos, tales como la energía, las telecomunicaciones - la informática, el transporte, los sectores de producción de medios de producción, etc.

La clase obrera es la única fuerza social carente de medios de producción, que, sin embargo, produce la mayor parte de la riqueza de la sociedad capitalista. Es la clase que objetivamente puede dirigir la lucha por la abolición de la propiedad privada en los medios de producción, la única clase que tiene interés de la correspondencia de las relaciones de producción con el desarrollo de las fuerzas productivas mediante la socialización de los medios de producción. Sobre la base de la socialización de los medios de producción, el Estado obrero (la dictadura del proletariado) planifica a nivel central el desarrollo proporcional de la producción con el fin de satisfacer ampliamente las necesidades sociales. Así que el trabajo social correspondeal motivo de la satisfacción de las necesidades sociales y se resuelve su contradicción con el motivo de la apropiación privada, de la ganancia capitalista. Este es el carácter de la clase obrera como la única fuerza revolucionaria, el portador de las relaciones comunistas en la perspectiva de la sociedad sin clases.

Contrariamente a la clase obrera, sus aliados, los campesinos pobres y los trabajadores autónomos, ocupan tal lugar en el sistema de producción social que predetermina su inconsistencia y sus vacilaciones con respecto a la lucha para el derrocamiento del capitalismo y la construcción del socialismo. Marx y Engels destacaron en su tiempo que: “De todas las clases que hoy se enfrentan con la burguesía no hay más que una verdaderamente revolucionaria: el proletariado. Las demás perecen y desaparecen con la gran industria; el proletariado, en cambio, es su producto genuino y peculiar[6].

Por lo tanto, solo el movimiento obrero puede adquirir características revolucionarias, desarrollarse en un consistente movimiento revolucionario de clase, mientras que los movimientos de las demás fuerzas populares no pueden desarrollarse en agentes consistentes que nieguen la propiedad privada a los medios de producción.

En conclusión, podemos subrayar que la clase obrera, desde su propia posición en la producción social, es objetivamente la fuerza motriz para avanzar hacia una forma superior de producción y organización de la sociedad, mediante el derrocamiento del sistema capitalista y la construcción de la sociedad socialista-comunista.

Por supuesto, hoy en día, los esfuerzos para desarrollar la lucha anticapitalista, la lucha por el poder obrero deben confrontar opiniones y presiones que se renuevan constantemente por fuerzas políticas oportunistas y burguesas o incluso por masas obreras y populares manipuladas políticamente para que la clase obrera renuncie su misión histórica y a favor de soluciones políticas de gestión en el marco del capitalismo en el nombre de la llamada unidad nacional. Estos puntos de vista subordinan los intereses de la clase orbera y de la gran mayoría del pueblo a los intereses de la minoría explotadora, la burguesía. Se vuelven más peligrosos en condiciones de reordenamiento en la pirámide imperialista, de desestabilización de las alianzas imperialistas y aparición de nuevas, en condiciones de crisis de los partidos burgueses gobernantes y la aparición de nuevos, en condiciones de recalentamiento del conflicto entre el liberalismo burgués y la socialdemocracia, entre el parlamentarismo burgués y la dictadura fascista o militar, entre la modernización burguesa y anacronismos religiosos, raciales y otros.

En nuestros días, la cuestión principal de la lucha ideológico-política en las líneas del movimiento obrero sigue siendo la lucha contra las falsas ilusiones de que a través de reformas parlamentarias y la mejora gradual de la correlación electoral, de la gestión gubernamental de "izquierda" del capitalismo, se puede realizar el paso al socialismo.

Tanto la teoría como la historia del movimiento comunista muestran que la proclamación del carácter socialista de la revolución y del poder es sin efecto cuando se socava en la práctica por objetivos gubernamentales de transición en el marco del capitalismo, en nombre de la crisis económica prolongada, la intensificación de la intimidación estatal y patronal, la intimidación abierta hacia el movimiento obrero y comunista, la violencia nazi-fascista, la suspensión de los procedimientos parlamentarios, la amenaza o la conducta de una guerra imperialista. La lucha política e ideológica diaria por todos los asuntos nunca debe ser distraída de la tarea política revolucionaria principal de la lucha por el poder obrero. En el próximo período, los problemas de cohesión de la UE y la eurozona, el fortalecimiento de los BRICS, las intervenciones de EE. UU. para consolidar sus posiciones en Europa y Asia, crearán condiciones que actualizarán de nuevo la importancia -que es decisiva para el movimiento revolucionario- de vinculación de la lucha contra todas las formas de gestión capitalista y contra la guerra imperialista con la lucha por el poder obrero.

3. LA ALIANZA DE LA CLASE OBRERA

El derrocamiento del capitalismo, que será dirigido por la clase obrera, sirve también a los intereses de las capas populares, ofrece solución al derecho de trabajo, a todos los derechos sociales del trabajador autónomo, del pequeño comerciante, en la perspectiva de su integración en el trabajo social directo. El proletariado -que solamente ello puede expresar los intereses generales de los trabajadores- puede y debe unir en la lucha contra los monopolios a sectores importantes de la población de las masas disgregadas y vacilantes de las capas no proletarias.

La Alianza Social en dirección anticapitalista-antimonopolista está compuesta por las fuerzas sociales que se determinan teniendo como criterio su posición en relación con el modo de producción dominante, sin discriminaciones de género o de edad. Las mujeres y los jóvenes pertenecen a fuerzas sociales concretas, mientras que incluso para los sectores que no están integrados en la producción su posición social está determinada por su origen familiar.

Por supuesto, la alianza social no se mantiene estática; se desarrollará en función de la fase concreta del movimiento y de la correlación de fuerzas, adoptará otras formas, se reforzará y se reorganizará en términos de movimiento, según la verdadera movilización de las masas, fortaleciendo y profundizando los objetivos anticapitalistas-antimonopolistas de la alianza, ampliando constantemente su influencia.

Una cuestión de lucha y de esfuerzo continuo es atraer en la lucha revolucionaria más activamente o menos a los sectores populares de las capas medias -como posibles aliados de la clase obrera- y sus movimientos respectivos, y neutralizar a otros.

Las agrupaciones radicales en dirección anticapitalista-antimonopolista no deben ser tratadas de manera estática, sino integradas en la dinámica de la lucha de clases que no es de un solo sentido ni lineal. La profundidad del contenido anticapitalista-antimonopolista de la lucha no es lo mismo en todas las fases, lo cual se reflejará también en las formas que tomará la alianza que se desarrollarán.

El KKE considera la Alianza Social, partiendo de su propio carácter, como una alianza de movimientos sociales; no es una cooperación de partidos, ni una cooperación del KKE con organizaciones de masas. En la medida en que otras fuerzas políticas de carácter pequenoburgués participan con sus miembros en las agrupaciones de la Alianza Social, se encontrarán en la lucha junto con los comunistas a nivel de movimiento y allí se llevará a cabo la lucha ideológica y política. La actividad conjunta y el debate se expresarán en las filas y en los órganos de lucha de la Alianza Social que se consolidará en los centros de trabajo, en la asamblea general del sindicato y de la asociación, en los comités de lucha en los barrios etc.

Se plantea pues la cuestión: ¿Qué línea política da una respuesta verdadera a los problemas del pueblo, la de los monopolios o la que está contra su dominio? ¿La línea del poder de los monopolios, del capital o la línea del poder del pueblo trabajador que es el creador de toda la riqueza de la sociedad?

Reunir a la mayoría de la clase obrera en la línea de lucha anticapitalista-antimonopolista y atraer nuevos sectores avanzados de las capas populares  pasará por varias fases. Las masas obreras y populares, mediante la experiencia de su participación en la organización de la lucha en dirección de confrontación con la estrategia del capital, serán convencidαs sobre la necesidad de que su organización y conflicto asumen características de una confrontación en todos los frentes y con todas las formas con el dominio económico y político del capital. El movimiento obrero, los movimientos de los trabajadores autónomos en las ciudades y de los campesinos, y la forma de expresión de su alianza con objetivos antimonopolistas-anticapitalistas, con la actividad de vanguardia de las fuerzas del KKE, en condiciones no revolucionarias, son los  gérmenes para la formación de un frente obrero y popular revolucionario en condiciones revolucionarias.

4. LA CLASE OBRERA EN GRECIA

La economía griega entró en una fase de recuperación débil en 2017. Sin embargo, la continuación de dicha tendencia depende también de otros factores, particularmente de los acontecimientos en la economía internacional.

Si calculamos el PIB en precios estables de 2010, su disminución en los últimos 5 años llega al 10,4%, y en comparación con el inicio de la crisis en 2008, la recesión del PIB supera el 26%. En 2015 el índice de la producción industrial mostró un incremento débil de 0,7% por primera vez después del 2007, una tendencia que continuó en el primer semestre de 2016. Los sectores más dinámicos de la industria eran los de los productos petroleros, de los productos farmacéuticos, de la industria química y el sector metalúrgico de metales básicos.

La estructura de sectores de la economía griega no ha cambiado esencialmente en los últimos cuatro años. Hubo un pequeño aumento en la participación del sector primario en la nueva producción en total, de 3,7% en 2012 a 4% en 2015 y del sector terciario de 80,1% en 2012 a 81,8% en 2015, con una recesión del sector secundario (industria de transformación, energía, construcción, extracción) de 16,2% en 2012 a 15,2% en 2015.

Como ya se ha mencionado, aparte de los problemas generales de la metodología de división de la producción en los llamados sectores primario, secundario, terciario – las cifras anteriormente mencionadas están afectadas por el hecho de que la estadística burguesa coloca una serie de sectores industriales como las telecomunicaciones y los transportes en el sector terciario.  Este problema metodológico se agrava en Grecia debido a que el transporte marítimo (que pertenece a los transportes) ha sido siempre el sector más fuerte de la economía capitalista griega.

La flota de propiedad griega ocupa la primera posición a nivel internacional, después de haber aumentado su tonelaje, manteniendo gran participación en la flota internacional de buques cisternas y de graneleros y un grado muy alto de explotación de los trabajadores de este sector.

En los últimos cuatro años ha continuado la tendencia de disminución del número de empleadores y de autónomos a causa de la crisis, mientras que se ha notado un ligero aumento del número de los trabajadores asalariados. En concreto, el número de los empleadores cayó de 261.000 en 2012 a 248.000 en 2015; el número de los autónomos (incluyendo los agricultores autónomos) cayó de 908.000 en 2012 a 856.000 y el número de trabajadores asalariados aumentó ligeramente de 2,34 millones a 2,35 millones. Además, se disminuyó el número de los miembros de la familia que trabajaban en negocios familiares de 185.000 a 158.000.

Estos cambios no han producido ninguna diferencia notable en cuanto a las proporciones o las cuotas en el conjunto de los trabajadores:  el porcentaje de los empleadores disminuyó del 7,7% al 6,9%, el porcentaje de los autónomos del 24,6% al 23,7% y el porcentaje de los trabajadores asalariados aumentó del 63,4% al 65%.  El resto del porcentaje se refiere a los miembros de familia que trabajan en negocios familiares que también se disminuyó un poco. Hay que tomar en cuenta que dichas cifras difieren ligeramente de la población económicamente activa que, aparte de los trabajadores, incluye además a los desempleados, gran parte de los cuales son antiguos trabajadores.

Durante la crisis se vio reforzada la tendencia de concentración y centralización de la economía capitalista griega. Después de un ciclo de adquisiciones y fusiones, los cuatro grandes bancos sistémicos reúnen prácticamente la totalidad de las actividades bancarias.

En el sector de comercio se nota un incremento importante de la cuota de grandes grupos comerciales; en el sector de telecomunicaciones tres grupos (OTE–Organización de Telecomunicaciones de Grecia, Vodaphone, Wind) controlan prácticamente el mercado, mientras que los grupos en el segundo y tercero plazo han firmado un acuerdo de asociación estratégica.

El sector de energía está dominado por tres grandes grupos en el mercado de combustibles que controlan el total del proceso de refinamiento de petróleo. En el sector de construcción se han dado pasos decisivos en la centralización y los grandes grupos realizan también proyectos más pequeños.

En la industria de metal los dos grupos más grandes controlan casi 2/3 del sector. Lo mismo está ocurriendo en los sectores de turismo y restauración, de alimentos y bebidas.

Las uniones imperialistas internacionales (OCDE, FMI, Comisión Europea) y también el Banco de Grecia prevén una recuperación de la economía griega en 2017-2018, con un aumento de las inversiones (excluyendo el sector de la vivienda), con la contribución de la nueva ley de desarrollo económico, basada en la financiación de la UE y en la aceleración de privatizaciones importantes.

Prevén un aumento de las exportaciones de mercancías como resultado de la mejora de la competitividad de la economía griega, un aumento en el sector de servicios (turismo, transporte marítimo) y un aumento del consumo nacional como resultado del aumento del empleo, de los salarios y de la mejora de las condiciones de crédito.

El posible deterioro del entorno económico internacional y el curso de la UE después del Brexit, las potenciales consecuencias negativas en el turismo y en el comercio debido al deterioro del problema de los refugiados y de la situación en la región del Mediterráneo Este, y las consecuencias de la política gubernamental (por ejemplo, el aumento de los impuestos indirectos y de la carga sobre las capas populares) son factores de incertidumbre que pueden traer resultados negativos.

Estos acontecimientos particulares subrayan la incertidumbre de las previsiones burguesas, particularmente si la trayectoria de la zona euro se deteriora y si se aumentan las fuerzas centrífugas.

Cabe destacar que algunas de las grandes inversiones (por ejemplo, puertos, transportes ferroviarios) no es fácil llevarlas a cabo sin que haya un compromiso a medio plazo entre EE.UU., UE, Rusia y China en la región.

5. LA SITUACIÓN DE LA CLASE OBRERA Y LA POLÍTICA GUBERNAMENTAL DE SYRIZA-ANEL

En nuestro país se promovieron medidas que han producido grandes cambios en las relaciones laborales, en los salarios, en los convenios colectivos de trabajo, en las pensiones, en las prestaciones sociales etc. Todo ello había sido planificado mucho antes del estallido de la crisis capitalista, con el Tratado de Maastricht y particularmente desde el 1993 con el “Libro Blanco”. Se iban a implementar en todos los países miembros de la UE, independientemente de la fase en que se encontraban en el ciclo de la reproducción capitalista.  Dichas reestructuraciones capitalistas y las respectivas reformas anti-laborales servían el objetivo de la promoción de la rentabilidad capitalista en el marco de la agudización de la competencia internacional. Sin embargo, tales reestructuraciones se vuelven más urgentes para el sistema capitalista en periodos de crisis.

Este plan estratégico fue promovido de manera concreta, metódica y a largo plazo por la UE y los gobiernos burgueses de cada país. Particularmente en Grecia, estas medidas se aceleraron y se desarrollaron plenamente a partir del año 2010, con tres paquetes de medidas (memorandos) y 700 leyes de aplicación antipopulares.

En este contexto de la estrategia común, se promueven:

  • La política uniforme para la reducción drástica de los salarios mensuales y diarios y de la promoción de formas alternativas de empleo y de empleo a tiempo parcial. La abolición a gran escala de la jornada laboral fija, de la permanencia de los empleos en el sector público y de algunas formas de trabajo más estables en el sector privado, cambios generalizados en las relaciones laborales a través de una mayor flexibilidad. Son políticas incorporadas en la estrategia de la liberación del mercado laboral a largo plazo y de la tendencia de ajustar los salarios a los niveles bajísimos que se están formando en el mercado capitalista internacional.
  • Política uniforme para la reducción de los beneficios sociales y de salud, particularmente de la Seguridad Social a través de la expansión de las privatizaciones.
  • Políticas para la legalización de las oficinas de trabajo de “esclavo”, así como para la utilización de los inmigrantes como mano de obra barata y como mecanismo de presión para la disminución de los salarios en general.
  • Nuevas restricciones al ejercicio del derecho de huelga, de la actividad sindical.
  • Incremento estable de los impuestos indirectos y, consecuentemente, aumentos en los precios de los bienes de consumo popular (por ejemplo la electricidad, los alimentos, los transportes etc.).

Las consecuencias de la crisis económica y las medidas antiobreras promovidas mediante los conocidos memorandos y las leyes de aplicación, han causado grandes, profundos y más permanentes cambios a las condiciones de vida y de trabajo, a la composición de la clase obrera, de una gran parte de los autónomos y de pequeños propietarios en las zonas urbanas y rurales. Las filas de la clase obrera se han ampliado recibiendo nuevas secciones provenientes de las capas medias de la ciudad y del campo.  Aun más secciones de las capas medias se han acercado a la clase obrera; el número de los semiproletarios se ha aumentado. Al mismo tiempo, se ha manifestado un aumento en la inmigración, particularmente entre los jóvenes.

Las reestructuraciones y la crisis han reducido la capa de la aristocracia obrera en el sector privado y público, y los funcionarios públicos.  Esto no significa que la clase burguesa deja de mantener, actualizar y crear nuevos mecanismos para manipular al movimiento obrero. Sigue existiendo una diferenciación y una estratificación importante y creciente en la clase obrera y en los trabajadores asalariados en general, que constituye la base material para la formación de la aristocracia obrera.

Los datos recientes confirman la tendencia al alza del empobrecimiento absoluto de la clase obrera. Después de la disminución dramática de los ingresos totales de los trabajadores asalariados en los años 2009-2012 de 85 a 66,1 mil millones de euros, en el periodo 2012-2015 se disminuyó a los 59 mil millones, registrando una nueva reducción de 10,7% mientras que en comparación con los niveles previos a la crisis la reducción ha superado el 30%. Aparte de los recortes salariales, dicho recorte drástico de los ingresos totales de los asalariados refleja por supuesto el fuerte aumento del desempleo en el período de la crisis.

Según los datos del Banco de Grecia, los ingresos por empleado se redujeron un 7% en 2013, un 2,1% en 2014 y un 2,7% en 2015. Los salarios nominales por empleado fueron reducidos de 24.300 euros en 2012 a 21.800 euros en 2015, que es una reducción de 10,3%, añadida a los recortes del período 2010-2012 cuando el salario nominal anual promedio fue recortado de 26.100 a 24.300 euros. En términos constantes (tomando en cuenta la inflación) la reducción del salario medio supera el 20%. Según los datos del Fondo de Seguridad Social (IKA), el salario mínimo a partir de 2010 se ha reducido aproximadamente un 35%. 

El poder adquisitivo del salario medio bruto en Grecia para el año 2014 alcanzó sólo el 66% del poder adquisitivo medio de los 15 países más desarrollados de la Unión Europea, en comparación con el 82% en 2009. La caída del poder adquisitivo de los empleados es aun más grande tomando en cuenta el gran incremento de los impuestos en los últimos años. Teniendo en cuenta todos estos factores, se puede estimar que las pérdidas totales en el nivel de vida de los trabajadores durante la crisis se aproximan al 50%.

Los recortes al salario mínimo (22% para los mayores de 25 años y 32% para los menores de 25 años) resultaron a que los salarios de 2014 fuesen más bajos que los salarios mínimos al inicio de la década de 1990.

Las leyes de los últimos años siguen deteriorando los salarios y el ingreso popular, la vida de la clase obrera y de las capas populares.  Los datos que hemos presentado reflejan las dificultades que enfrentan los trabajadores, la situación de los salarios y de las relaciones laborales.

Los trabajadores que cobran un salario mínimo constituyen el 60% de los asalariados. Más particularmente, los trabajadores que cobran un sueldo neto de menos de 1.000 euros representan el 63,17% de los asalariados. Al mismo tiempo, se nota una disminución en la clasificación de los trabajadores en todas las categorías de salarios. Los trabajadores con sueldos de 501 a 600 euros aumentaron un 13,24% y aquellos que cobran de 601 a 700 euros un 10,56%.

Las relaciones laborales han ido deteriorándose rápidamente. En 2015 el porcentaje de las “relaciones de trabajo flexibles” (trabajo a tiempo parcial y por turnos) en los nuevos contratos superó el 55%, cuando en 2009 representaba el 29% y en 2012 el 45%. Aproximadamente el 30% de los trabajadores en el sector privado son subempleados y el 20% trabaja por menos de 20 horas semanales. En todo caso, más que la mitad de las contrataciones hoy en día tiene que ver con relaciones de trabajo flexibles lo cual afecta negativamente el nivel medio de los salarios.

El consumo medio de los hogares en Grecia disminuyó por lo menos un 25%. En el mismo período se observó un cambio evidente en el consumo de alimentos en el hogar medio griego. Más específicamente, hubo un cambio en las cantidades de los alimentos consumidos (por ejemplo el consumo de carne y de pescado se redujo un 12%). En 2015 el 40% de la población experimentaba condiciones de privación material registrando un gran aumento en comparación con el 24% en 2010.

La tasa general de desempleo ha disminuido ligeramente durante los últimos cuatro años a causa de la ampliación de las relaciones de trabajo flexibles, y en 2018 registró un 19,5%. La tasa de desempleo es particularmente alta entre los jóvenes (15-29 años) superando el 40%. Además, la tasa de desempleo es más alta entre las mujeres que entre los hombres.

El gobierno de SYRIZA-ANEL en su propaganda emite que está siguiendo una orientación diferente para la reconstrucción productiva capitalista del país en comparación con los gobiernos anteriores. Promueve la propuesta del “desarrollo justo”, lo cual incluye como nuevos elementos el giro hacia la innovación y la calidad, la utilización del conocimiento científico y de la especialización tecnológica a favor del incremento de la productividad, el uso del Estado burgués reestructurado como palanca de desarrollo y particularmente de “apoyo de la sociedad y del mercado”.

El gobierno está ocultando el hecho de que la utilización del conocimiento científico y de la innovación para mejorar la productividad en el capitalismo no se usa a favor de la mejora de la posición de los trabajadores (aumento de su ingreso, reducción de la jornada laboral), sino para aumentar las ganancias del capital. Esto se demuestra por el hecho de que incluso en Estados que están en las primeras posiciones en cuanto a la utilización de las nuevas tecnologías en la producción y no están en fase de crisis, como Gran Bretaña, Alemania y los EE.UU., allí también la desigualdad de los ingresos se está aumentando rápidamente.

El gobierno de SYRIZA-ANEL celebró el 21 de agosto de 2018 la salida formal de Grecia de los memorandos. Trató de cultivar un clima de euforia entre el pueblo, de que su vida diaria comenzará a cambiar para mejor. De hecho, llamó a este desarrollo “vuelta a la normalidad” y “comienzo del desarrollo justo”.

El gobierno de SYRIZA-ANEL miente cuando habla de una “nueva era” después de los memorandos, porque:

  • los cientos de leyes antipopulares siguen vigentes. Ha asumido compromisos ante el capital y las organizaciones imperialistas de que continuará la misma política antipopular lo cual beneficiará la llamada “competitividad” y “el espíritu empresarial”, es decir el aumento de las ganancias del capital.
  • Ha aceptado nuevas medidas que se implementarán a partir del próximo año y que asestarán nuevos golpes a los derechos populares.
  • Con el llamado “semestre europeo”, el “Pacto por el Euro Plus”, el “Pacto Fiscal”, “la Gobernanza Económica Reforzada”, al igual que en los demás Estados miembros de la UE, habrá una supervisión clara por la UE sobre la continuación y la escalada del ataque antipopular. De todos modos, en los demás países de la UE donde no había memorandos como en Grecia, se adoptan también medidas antipopulares.

Pero incluso si no existiera la supervisión por parte de la UE, existiría -tal como existe en toda sociedad capitalista- la "supervisión" del gran capital, de los monopolios y su búsqueda para aumentar su rentabilidad. Por eso, no puede haber un “desarrollo justo” en el capitalismo.

De hecho, afirma que gradualmente “corregirá las injusticias”, restablecerá los Convenios Colectivos de Trabajo. Sin embargo, rechazó la propuesta de 530 Centros Laborales, Federaciones y Sindicatos para Convenios Colectivos de Trabajo, para el Convenio Colectivo Nacional General con la recuperación del salario mínimo a 751 euros, que el KKE presentó al parlamento.

La verdad es que la política gubernamental no sólo no llevará a una recuperación parcial de las grandes pérdidas de las capas populares durante el período de la crisis, sino al contrario está empeorando la situación del pueblo. Al mismo tiempo, las declaraciones del gobierno a favor de un Estado efectivo ocultan el hecho de que el Estado burgués funciona siempre a favor del capital y, consecuentemente, cualquier ajuste que se hace en el Estado sirve el aumento de su efectividad a favor del capital. Este es el objetivo que sirven por una parte la imposición de duros impuestos al pueblo y los recortes en la política social, y por otra parte la ayuda estatal a los grupos empresariales nacionales y la rentabilidad capitalista en general.

El aumento de los impuestos indirectos, la reducción del umbral de exención tributaria, el mantenimiento del Impuesto Único sobre Inmuebles (ENFIA), los recortes en las pensiones, el aumento de las cotizaciones para la seguridad social son ejemplos significativos de la escalada del ataque antipopular.  En cuando a los trabajadores autónomos y los campesinos, el gran aumento de los impuestos y de las cotizaciones para la seguridad social se combina con la caída drástica del volumen de sus negocios que conduce al deterioro de su posición.  Al contrario, los grupos monopolistas contribuyen menos que 5% de los ingresos fiscales anuales y el gobierno está planeando dar nuevas ayudas a través de la “ley de desarrollo”.

El conjunto de los acontecimientos rompe la ilusión de que el capitalismo puede ser gestionado a favor del pueblo y que el aumento de la rentabilidad del capital irá mano a mano con la prosperidad de los trabajadores asalariados y los autónomos.  Se ha demostrado que en el marco del poder del capital, de la UE y de la OTAN, no puede existir una política favorable a los pueblos.

Además, una posible nueva crisis global tal vez afecte desproporcionadamente a la economía griega.  La deuda está creciendo a nivel internacional, la rentabilidad es baja, no existe un nuevo gran sector de rentabilidad, y los centros imperialistas recurren a herramientas del llamado proteccionismo -como las que implementa Trump-, para proteger las ganancias de sus monopolios. Y así están creciendo los problemas. El surgimiento de una nueva crisis más profunda de sobreacumulación de capital es real. Y esta perspectiva, es decir que la crisis afecte aún más la economía internacional, es hoy dominante. De hecho, la gran apertura de la economía doméstica a sectores que pueden sufrir un golpe particular por una nueva crisis internacional, como el transporte marítimo y el turismo, puede ser el “talón de Aquiles” del desarrollo capitalista del próximo período.

6. LAS TAREAS DEL PARTIDO COMUNISTA

En estos años ha sido particularmente importante el papel dirigente del KKE y de los sindicatos con orientación de clase que luchan en las filas del Frente Militante de Todos los Trabajadores (PAME) organizando la lucha obrera y popular, realizando decenas de huelgas (70 huelgas nacionales durante la crisis capitalista), cientos de manifestaciones, ocupaciones de ministerios, etc.

La línea dominante en el movimiento sindical durante muchos años ha sido la línea de adaptación y de sumisión a la estrategia de la Unión Europea y de colaboración de clases, la defensa de la competitividad y la rentabilidad capitalista. Se han producido daños a largo plazo, ya que las fuerzas del reformismo y de la aristocracia obrera predominan en sectores estratégicos, en grandes plantas industriales, y otras empresas (transportes, bancos, puertos, energía, telecomunicaciones, servicios estatales, universidades, en la educación en general, etc.). A menudo sus teorías de la “política neoliberal” o de la posibilidad de corregir la unión imperialista transnacional y el sistema de por dentro, sin derrocar el poder de los monopolios, ensombrece su crítica o cuestionamiento de la Unión Europea.

La intervención de la socialdemocracia y del oportunismo moderno en la década anterior a la crisis, la orientación del sindicalismo organizado a la “asociación social”, al “diálogo social”, tuvieron un efecto negativo decisivo. La lógica del fin de los conflictos sociales, la lógica de la cooperación social, ha sido promovida mediante grandes cantidades de fondos, por institutos, con la creación de Academias en los sindicatos europeos, con organismos “institucionales” de consulta dentro de los grandes centros de trabajo.

Esto ha causado un gran daño a la conciencia de los trabajadores, especialmente a la parte organizada de la clase obrera.

La línea de lucha anticapitalista, de ruptura y derrocamiento en los sectores estratégicos básicos todavía tiene un índice de baja influencia. Esta situación ha sido y sigue siendo afectada por la situación negativa del movimiento sindical a nivel europeo así como a nivel mundial. A partir de esto, llegamos a la conclusión de que cuando hablamos de cambio de la correlación y reagrupamiento del movimiento nos estamos refiriendo no solo a ciertos indicadores cuantitativos, sino además a cambios y retrocesos en el contenido, en la dirección de lucha del movimiento sindical.

La fundación del Frente Militante de Todos los Trabajadores (PAME) en 1999 contribuyó decisivamente a la línea de separación y ruptura con el sindicalismo patronal y gubernamental en Grecia. A lo contrario, las cosas hubieran sido mucho peores y más difíciles. El PAME como una agrupación con orientación de clase, como un movimiento basado en federaciones, centros laborales, sindicatos, comités de lucha y sindicalistas, es una conquista importante de la clase obrera que tiene un papel protagonista en las luchas cotidianas, en la lucha de clases. En sus filas hay cientos de sindicatos que se movilizan; las fuerzas que se reúnen en el PAME son la segunda fuerza en el movimiento sindical, con un porcentaje superior al 20%, con decenas de Federaciones y Centros Laborales, cientos de sindicatos que luchan con orientación de clase.

 

6.1. Objetivamente, surgen tareas cruciales para el reagrupamiento del movimiento obrero sindical:

Preparación y desarrollo de su capacidad de confrontar con determinación y eficacia, en alianza con las capas populares de los trabajadores autónomos y los campesinos, la estrategia única elaborada del capital y del poder capitalista.” Así hemos definido el contenido del reagrupamiento del movimiento obrero en el XX Congreso de nuestro Partido.

Estas tareas incluyen:

  • Elaboración de demandas de lucha (para todo: salarios, seguridad social, salud, horas de trabajo, etc.) y la elección de formas de organización y de alianza con fuerzas populares.
  • Buen conocimiento de la estructura de la clase obrera, esfuerzo de confrontar la fragmentación que debilita su lucha, confrontación con los mecanismos y los métodos de manipulación utilizados por la burguesía, que refuerza la intervención de asimilación del movimiento obrero.
  • Evaluación precisa y objetiva de la correlación de fuerzas, de la disposición de las masas, estudio de la táctica de los empleadores y de las fuerzas políticas que operan en el movimiento sindical.
  • Trabajo diario y educación, preocupación y asistencia por los órganos de dirección para fortalecer las iniciativas, la actividad diaria de los comunistas, sobre todo de los jóvenes, en los centros de trabajo, en los sectores, en los sindicatos.
  • Trabajo colectivo e individual para que se forjen diariamente lazos con la clase obrera -incluso en períodos cuando no haya resultados inmediatos visibles- que se transformarán bajo condiciones en aumento del prestigio y de la influencia de los comunistas.
  • A través del debate que se desarrollará en las luchas pequeñas o más grandes, habrá que revelar convincentemente los mecanismos de explotación y sobre todo las condiciones para su abolición.

Es decir, nos referimos a un plan de lucha y de concentración de fuerzas con un contenido anticapitalista, la incorporaciócn en ello de demandas parciales, que se base a organizaciones del partido fuertes en las fábricas, en las empresas, en los sectores estratégicos, y crea dialécticamente las condiciones para que estas organizaciones se multipliquen.

6.2. Señalar las necesidades contemporáneas de las familias obreras populares y las demandas contemporáneas es un vínculo entre las reivindicaciones parciales y el contenido de la lucha anticapitalista

La tendencia de crecimiento de las necesidades contemporáneas es objetiva. Esto se debe al nivel contemporáneo de desarrollo de las fuerzas productivas, a los avances científicos y a sus aplicaciones en todos los sectores.

Hoy día, por ejemplo, la lucha por las necesidades contemporáneas tiene que ver además con la formulación de demandas para la reducción del tiempo de trabajo, el aumento del tiempo de ocio, de vacaciones, de recreación. Los trabajadores reclamaron 8 horas de trabajo, 8 horas de descanso y 8 horas de tiempo social libre hace un siglo y medio, y hoy día volvemos a trabajar de sol a sol, 10 y 12 horas al día.

Tienen que ver con el nivel de vida, como por ejemplo la calidad y la cantidad de las necesidades nutricionales, las condiciones de alojamiento y de trabajo, el papel de la educación física y del ejercicio, la salud con énfasis en la prevención, la confrontación de problemas medioambientales y de enfermedades profesionales, el aumento de la esperanza de vida, la cultura. Tienen que ver con la infraestructura necesaria y los medios para su satisfacción.

Hoy en día, objetivamente, es posible satisfacer las necesidades populares contemporáneas en cada país, que tiene un potencial de crecimiento, recursos tecnológicos, mano de obra cualificada, métodos contemporáneos de organización  de la producción, etc.

La diferencia entre nosotros y los partidos burgueses con respecto a la demandas que promovemos no es, por ejemplo, sólo en la cantidad de derechos, sino que es más profunda porque concierne la organización social en sí. Por ejemplo, con respecto a la salud reivindicamos no solo los mejores servicios de salud y gratuitos, pero además que se dé prioridad a la prevención y la rehabilitación temprana; con respecto a la educación no solo libros públicos y gratuitos en todos los niveles educativos, pero sobre todo que el contenido de estos libros sea radicalmente diferente, que los métodos y las formas de enseñanza destinados a la educación integral de los niños sean radicalmente diferentes.

Igualmente, con respecto al desempleo, aparte de la promoción de demandas para la protección de los desempleados, damos énfasis en las cuestiones de trabajo estable y con derechos, la posibilidad de reducir las horas de trabajo y, finalmente, las condiciones para la eliminación del desempleo.

En todo esto, en su conjunto, se encuentra la esencia de nuestra percepción de las necesidades populares contemporáneas, sabiendo, por supuesto, que a pesar del hecho de que deben ser objeto de reivindicación hoy, su plena satisfacción no encaja dentro del marco del capitalismo, pero presupone la socialización de los medios de producción centralizados y su integración en la planificación científica central de la producción.   

6.3 Movimiento obrero y guerra imperialista

Una cuestión de particular importancia es la lucha contra las guerras y los planes imperialistas, contra las alianzas imperialistas, contra el nacionalismo y el fascismo; son elementos clave de nuestra lucha y de la actividad de los sindicatos con orientación de clase. Las campañas realizadas por la Federación Sindical Mundial a nivel internacional y por los sindicatos que se agrupan en el PAME en Grecia, contra la OTAN, para el cierre de las bases estadounidenses, en solidaridad con todos los pueblos en lucha, en apoyo de los refugiados están firmemente en nuestra orientación.

Se requiere trabajo ideológico político cada día para asimilar la posición de que el movimiento obrero no debe estar bajo bandera ajena, es decir bajo la bandera de la burguesía en una posible guerra imperialista, sino luchar en cualquier caso para derrocar el poder de la burguesía que mientras existe trae la guerra y la paz con la pistola en la cabeza de los pueblos.

6.4 El KKE destaca como elemento sustancial del reagrupamiento, el fortalecimiento de la actividad sindical organizada

Por ello plantea ciertos objetivos como:

  • Mejora del nivel de organización de la clase obrera a través del aumento de la afiliación a los sindicatos existentes. El porcentaje total los trabajadores afiliados a los sindicatos en Grecia actualmente no supera el 25% y va disminuyéndose continuamente. Hay una disminución respecto la organización de mujeres y de inmigrantes. Esto es uno de los problemas más fundamentales que tenemos que afrontar, es decir la baja tasa de afiliación de trabajadores a los sindicatos. En realidad, la situación es aun peor de la que muestran las cifras oficiales y las estadísticas. La situación es aún peor respecto el nivel de organización en los sindicatos y en las asociaciones en el movimiento de los trabajadores autónomos y en el movimiento campesino.
  • El funcionamiento estable de los sindicatos como criterio básico del reagrupamiento. Esto incluye el propio funcionamiento de la junta de dirección, la importancia destacada y la consolidación de la asamblea general como un proceso de evaluación y estudio colectivo de la situación en los centros de trabajo y en los sectores, de planificación y organización de la lucha. La información continua y la búsqueda de maneras y formas que faciliten la participación de los trabajadores. Los sindicatos donde nuestras fuerzas tienen la mayoría deben ser ejemplos de funcionamiento democrático, abordar todos los aspectos de la vida de los trabajadores.
  • Un trabajo ideológico, político y organizativo más sistemático y multiforme para cambiar la correlación de fuerzas a favor de las fuerzas clasistas.
  • Hay que fortalecer la solidaridad, la ayuda mutua y el apoyo clasista de las familias obreras y populares, de los trabajadores. Esto, en diferentes momentos históricos, sobre todo en situaciones graves, de crisis, de pobreza masiva, de desempleo, de guerras, se ha demostrado que puede constituir un elemento clave para activar y agrupar a nuevas masas. Muchas veces se subestima bajo las dificultades creadas por la falta de lazos con los trabajadores y no se utiliza como una herramienta para mejorarlos. Cabe señalar que es muy importante el trabajo particular al respecto con los desempleados y los inmigrantes-refugiados que se han instalado en nuestro país permanentemente.
  • El fortalecimiento de la Federación Sindical Mundial a nivel internacional y europeo, el fortalecimiento de las organizaciones sectoriales de la FSM con nuevos sindicatos y federaciones, el fortalecimiento de las iniciativas y de la lucha coordinada, de la expresión práctica de solidaridad con las luchas de los trabajadores, con los pueblos que luchan contra las intervenciones y las guerras imperialistas.

6.5. La construcción partidista

Un asunto crucial es cómo actúa y cómo se construye el Partido en la práctica, como dirigente de la lucha, como dirigente en el movimiento de las masas populares, en torno a asuntos cotidianos parciales, en torno a cuestiones más generales de perspectiva; es decir, en general cómo se forman las condiciones subjetivas en la lucha clasista anticapitalista antimonopolista por el socialismo-comunismo.

Sabemos muy bien que la lucha económica por sí sola no lleva a la lucha política revolucionaria. Por esta razón, en la lucha por los problemas cotidianos de la clase obrera y de sus aliados sociales, no hay que perder de vista el problema principal, que es la lucha ideológica-política persistente y planificada por la comprensión profunda de la necesidad de la abolición total de la explotación y de la construcción de una sociedad sin clases.

En la relación entre el Partido y el movimiento obrero sindical la dificultad –en la práctica política y como cuestión teórica- radica en que el propio Partido Comunista es la forma de expresión consciente y más elevada del movimiento obrero. Por consiguiente, cuando se hace alusión al movimiento de la clase obrera, no es posible no hacer alusión al movimiento comunista.

Sin embargo, existen formas más bajas de organización de la clase obrera y seguirán existiendo tanto en condiciones no revolucionarias como en condiciones de ascenso revolucionario y durante el período de la construcción socialista.

Los sindicatos y en general las formas de organización más bajas afectan y juegan un papel en la organización y en la formación de la conciencia clasista de la clase obrera. Por eso es necesaria la intervención decisiva y constante de las fuerzas del Partido Comunista en los sindicatos, la lucha de vanguardia para aumentar la afiliación a los sindicatos, para cambiar la correlación de fuerzas en ellos, para crear nuevos y, por supuesto, en la lucha para orientar al movimiento obrero y sindical en todas las condiciones, revolucionarias o no.

Objetivamente, no existen sindicatos de carácter político neutro. En ellos predominará o la línea de la colaboración de clases, del sindicalismo patronal-gubernamental, o la línea de la corriente reformista oportunista, o la línea de la lucha anticapitalista-antimonopolista. En consecuencia, el debate ideológico y político en el movimiento es importante para lograr el objetivo de organizar una parte significativa de la clase obrera en dirección anticapitalista, para profundizar y ampliar sus lazos con el Partido.

Por todas estas razones, la relación entre el Partido y las organizaciones obreras de masas es bastante compleja en la práctica.  El intento de formular esta relación ha causado dificultades al movimiento comunista internacional y, a menudo, ha sido acompañado por absolutismos y errores, tanto en la generalización teórica como en la práctica.

Un factor básico que determina el papel y la eficacia del Partido Comunista en el movimiento obrero, en la lucha de clases, es la construcción partidista en la industria, en sectores estratégicos, en combinación con el aumento de su fuerza e influencia en la gran masa de la clase obrera y sobre todo en los grupos de edades más jóvenes.

En este marco, es de particular importancia la capacidad de penetrar en sectores estratégicos y en sectores dinámicos emergentes de la economía.

  • Mejora de la tasa de trabajadoras y trabajadores industriales en grandes empresas de importancia estratégica.
  • Mejora de la composición social del Partido a través del aumento de la tasa de las obreras y los obreros.
  • Mejora de la composición según la edad a través del aumento del reclutamiento de la KNE y de edades 18-40.
  • Crecimiento del reclutamiento de mujeres y de la tasa que ellas representan en el conjunto del Partido y en los órganos de dirección.

En base a estos criterios establecidos por el XX Congreso del KKE evaluamos también la efectividad de nuestra intervención en cada acción, movilización y actividad.

Fortalecemos nuestro trabajo en la clase obrera y para el reagrupamiento del movimiento obrero sindical y la construcción de una alianza social fuerte, una alianza de la clase obrera con los campesinos pequeños y medianos, con los trabajadores autónomos de la ciudad, que luchará en dirección antimonopolista-anticapitalista. Damos todas nuestras fuerzas para el reagrupamiento del movimiento comunista internacional en base revolucionaria. Con estos objetivos preparamos nuestra actividad en un período complejo.

Somos conscientes de las dificultades y estamos decididos a combatirlas con buena organización, utilizando la fuerza de la clase obrera. Con nuestra acción creamos las condiciones previas de contraataque. Entre ellas la condición previa más seria y segura para esta causa es el fortalecimiento organizativo, ideológico y político del KKE en primer lugar en la clase obrera.

Ahora es el momento de concentrar fuerzas y organizar la lucha contra los grupos empresariales, contra los capitalistas y sus gobiernos, de acuerdo con un plan que se basará sobre todo en organizaciones fuertes del KKE y de la KNE en fábricas, en empresas, en sectores estratégicos, en las plantas de energía eléctrica, en las telecomunicaciones, en el transporte público, en los puertos y aeropuertos, en centros comerciales, en unidades sanitarias y de bienestar. Al mismo tiempo, entre los trabajadores autónomos pobres de las ciudades, los centros de educación de los jóvenes de familias obreras y populares.

Rendimos honor a los 100 años de nuestro partido heroico, a nuestros innumerables muertos. Reforzamos la solidaridad internacionalista implementando en la práctica el eslogan "¡proletarios de todos los países, uníos!".

Es necesario que los partidos comunistas fortalezcan su lucha en todos los países para que se conviertan en partidos obreros masivos, organizadores y dirigentes de la lucha de millones de personas oprimidas por el derrocamiento del sistema capitalista en descomposición que solamente da lugar a la pobreza, a guerras imperialistas y refugiados, por el socialismo-comunismo.  


[1]              Reseña del primer tomo deEl Capital de Karl Marx paraelDemokratisches Wochenblatt” escrito por Friedrich Engels entre el 2 y el 13 de marzo de 1868.

[2]              Karl Marx, El Capital, vol.2

[3]    Fr. Engels “La situación de la clase obrera en Inglaterra”.

[4]                       V.I.Lenin, Obras Completas, Las elecciones a la Asamblea Constituyente y la dictadura del proletariado.

[5]                      V.I.Lenin, Obras Completas, La Gran Iniciativa.

[6]                      Karl Marx-Fr.Engels, Manifiesto del Partido Comunista.