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Teleconferencia de la ICE:

La obra de Lenin es actual

El jueves 22 de abril de 2021, en el 151 aniversario del nacimiento del dirigente de la Revolución de Octubre, tuvo lugar una teleconferencia de los partidos de la Iniciativa Comunista Europea (ICE) dedicada a Lenin y a la actualidad de su obra, tras una decisión del Secretariado de la ICE.

En la teleconferencia la delegación del KKE fue constituida por: Giorgos Marinos, miembro del Buró Político del CC del KKE, Elisseos Vagenas, miembro del CC y jefe de la Sección de Relaciones Internacionales del CC, Kostas Papadakis, miembro del CC y eurodiputado, y Aris Evangelidis, miembro de la Sección de Relaciones Internacionales del CC.

En la teleconferencia participaron partidos comunistas y obreros de los siguientes países: Austria, Bielorrusia, España, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Moldavia, Noruega, Polonia, Rusia, Suecia, Turquía, Ucrania.

El discurso introductorio en la teleconferencia fue pronunciado por Giorgos Marinos, miembro del Buró Político del CC del KKE.

 

 

Discurso de Giorgos Marinos,

miembro del Buró Político del CC del KKE en el acto online de la Iniciativa Comunista Europea para el 151 aniversario del nacimiento de Lenin

 

Estimados camaradas:

Este acto online de la Iniciativa Comunista Europea está dedicado al 151 aniversario del nacimiento del gran revolucionario Vladimir Ilich Lenin y su obra valiosa.

El dirigente del partido bolchevique fue el fundador del Partido Comunista, el partido de Nuevo Tipo, el dirigente de la Gran Revolución Socialista de Octubre de 1917 que sacudió el mundo, y de los primeros años de construcción socialista. Fue el protagonista de la fundación de la Internacional Comunista que impulsó la lucha de los partidos comunistas y la estrategia comunista unificada.

Rendimos honor a Lenin reconociendo nuestra responsabilidad de estudiar y profundizar en su obra, y en general en nuestra cosmovisión, el Marxismo-Leninismo, comprendiendo más en profundo que “Sin teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario”.

Armados con los principios leninistas, podemos enfrentar las dificultades de la contrarrevolución, continuar persistentemente la lucha por superar la profunda crisis ideológica, política y organizativa del movimiento comunista, por lograr su reagrupamiento revolucionario.

El capitalismo está podrido. Se está creciendo la brecha entre las posibilidades que crea el avance científico y tecnológico y el grado de satisfacción de las necesidades populares.

Esto se destaca por la intensificación de la explotación, las crisis capitalistas, la nueva crisis de sobre-acumulación de capital, el desempleo y la pobreza que están experimentando la clase obrera y las capas populares en todo el mundo, frente al ataque generalizado del capital, de los gobiernos liberales o socialdemócratas burgueses.

La pandemia y sus duras consecuencias para los pueblos, el colapso de los sistemas de salud públicos comercializados, los millones de muertos destacan los impasses del sistema.

Estos impasses los señalan también los planes militares y políticos de EE.UU, la OTAN y la UE, las guerras imperialistas, las rivalidades con Rusia y China, en una larga carrera por el control de los mercados, los recursos naturales, los tubos de transporte de energía, que advierten nuevas y generalizadas guerras.

El objetivo de la lucha del partido revolucionario de la lucha de clases, según Lenin, fue “dirigir la lucha de la clase obrera no sólo para conseguir ventajosas condiciones de venta de la fuerza de trabajo, sino para destruir el régimen social que obliga a los desposeídos a venderse a los ricos”.

Las tareas de los partidos comunistas se multiplican. Ya es hora de fortalecer el espíritu crítico y autocrítico al examinar la experiencia acumulada, estudiar más en profundo las causas de la contrarrevolución, la historia de los partidos comunistas, del movimiento comunista, sacar conclusiones y comprobar el nivel de preparación revolucionaria. Esto es lo que exige nuestra época como época de transición del capitalismo al socialismo.

Algunos partidos comunistas atravesaron muchas dificultades y retrocesos y han logrado sentar las bases de la estrategia revolucionaria lo cual es un avance importante.

Sin embargo, la lucha por el derrocamiento del capitalismo, por el poder obrero, por la “dictadura del proletariado”, requiere el fortalecimiento ideológico y político de los partidos comunistas, generalización de la estrategia revolucionaria, fuertes lazos con la clase obrera y las capas populares, el papel protagonista en el movimiento obrero y trabajo persistente para ganar conciencias, apartar fuerzas de la ideología burguesa, del oportunismo.

Requiere partidos comunistas fuertes, con organizaciones en las fábricas, en los centros de trabajo, capacidad de dirigir, de desarrollar la teoría en base a los principios del Marxismo-Leninismo para el estudio sistemático de los acontecimientos, de los nuevos fenómenos que surgen en el sistema de explotación.

Las condiciones objetivas determinarán cuándo y dónde se romperá el “eslabón débil” y los comunistas deben estar bien preparados para que el factor subjetivo, el Partido Comunista, el movimiento obrero y la alianza social lleguen a estar a la altura de las circunstancias.

La discusión, el debate en el movimiento comunista sobre el carácter de la revolución es crucial. En la época de los monopolios, del imperialismo, han madurado las condiciones materiales para la sociedad socialista-comunista, el carácter de la revolución es objetivamente socialista, no se determina por la correlación de fuerzas sino por los intereses de la clase obrera que está en la escena de la Historia, por la contradicción básica que se debe resolver, la contradicción capital-trabajo.

La vieja estrategia de las “etapas intermedias de transición” le ha costado muy caro al movimiento comunista confina la lucha en el terreno del capitalismo. El poder o será burgués o será obrero; no ha habido y nunca habrá una tercera vía. Renunciar al poder obrero y tener como objetivo crear los llamados “frentes antifascistas y antineoliberales”, gobiernos “antimonopolistas”, “de izquierdas”, “progresistas” significa perpetuación del sistema de explotación. Esto se ha demostrado por la experiencia en América Latina, y a nivel internacional.

Las colaboraciones políticas con la socialdemocracia, el apoyo o la participación en gobiernos socialdemócratas de cualquier tipo, afectan el curso de los partidos comunistas, su independencia política e ideológica, conducen a la manipulación del movimiento obrero, lo dejan desarmado, son un elemento de la crisis del movimiento comunista.

La confrontación de Lenin con el “gobierno provisional” después de la revolución burguesa de febrero de 1917, el debate en los Soviets y las “Tesis de Abril” señalan el camino del enfrentamiento constante con las fuerzas burguesas y oportunistas como condición para la preparación de la revolución socialista.

El debate en el movimiento comunista es necesario y concierne todos los asuntos importantes. Hay puntos de vista que limitan el sentido del imperialismo en la política exterior agresiva de EE.UU, separando la política de la economía.

Lenin, al estudiar el desarrollo del capitalismo, destacó que el imperialismo es el capitalismo monopolista, la última fase del sistema en que se forman las condiciones materiales y se destaca la necesidad del derrocamiento revolucionario, la construcción del modo de producción comunista.

Demostró que la agudización de la contradicción básica entre el carácter social de la producción y la apropiación capitalista de sus resultados caracteriza todos los estados capitalistas, independientemente de la posición que ocupan en el sistema imperialista internacional. Advirtió que “sin haber comprendido las raíces económicas de ese fenómeno, sin haber alcanzado a ver su importancia política y social, es imposible dar el menor paso hacia la solución de las tareas prácticas del movimiento comunista y de la revolución social que se avecina”.

Utilizando la teoría leninista como herramienta podemos analizar la competencia que se manifiesta a nivel internacional, el carácter de las organizaciones imperialistas, como son la Unión Europea, los BRICS y otras, en cuyo núcleo están los monopolios.

Sigue siendo muy actual la polémica de Lenin contra la corriente oportunista y sus variantes, el “pacifismo” y el “social-chovinismo” que colaboró con las clases burguesas de los Estados en guerra durante la I Guerra Mundial que condujo a la bancarrota de la Segunda Internacional.

La guerra se produce en condiciones de “paz imperialista”, es la “continuación de la política por otros medios, violentos”. Es imperialista de ambos lados, independientemente de cuál es el Estado capitalista que inició primero la guerra y la lucha se debe desarrollar contra la causa de la guerra, debe estar dirigida y crear las condiciones previas para el derrocamiento del poder de la burguesía.

 

Estimados camaradas:

Defendemos el primer esfuerzo de construcción del socialismo en el siglo 20. Su contribución es de importancia histórica. Se abolió la explotación del hombre por el hombre. Se crearon instituciones que aseguraban la participación de los trabajadores en la construcción de la nueva sociedad.

A pesar de las debilidades, los errores y las desviaciones que llevaron a su derrocamiento mediante la erosión oportunista de los partidos comunistas y la contrarrevolución, su superioridad en comparación con la barbarie capitalista ha quedado demostrada en la práctica. Quedó evidente a través de las conquistas populares, el establecimiento del derecho al trabajo estable y la abolición del desempleo, el sistema desarrollado público de salud y educación verdadera y gratuita, la igualdad de la mujer, las conquistas en la cultura, los deportes.

Así como a través de la contribución a la abolición del colonialismo, el papel decisivo en la victoria antifascista de los pueblos, en la II Guerra Mundial, el internacionalismo proletario, la solidaridad y el apoyo de los pueblos contra la agresión imperialista.

La revolución socialista y construcción se rigen por principios, por leyes científicas.

El poder obrero abre el camino para la socialización de los medios de producción y la planificación científica central  para la satisfacción de las necesidades sociales contemporáneas, en un esfuerzo constante de desarrollar las relaciones de producción comunistas.

La violación de los principios de la construcción socialista-comunista y la utilización de herramientas capitalistas se paga caro, como lo ha demostrado la restauración capitalista en la Unión Soviética y en los demás países que construyeron el socialismo.

En el marco de la contrarrevolución se plantea de nuevo la doctrina fallida de la “vía nacional al socialismo”. Se intenta socavar las leyes científicas de construcción de la nueva sociedad a través del llamado “socialismo de mercado”. Se presenta como socialismo una caricatura de éste, que lo niega, como es evidente en el llamado “socialismo con características chinas”.

Sin embargo, en China, ya desde hace años, han predominado las relaciones capitalistas de producción bajo la responsabilidad del partido comunista. Su base económica se sustenta en los monopolios, los grandes grupos económicos; el Estado opera como “capitalista colectivo”. La fuerza de trabajo es una mercancía, la clase obrera sufre un alto grado de explotación y en esta base han surgido ya más que 400 multimillonarios. Una gran cantidad de capitales se exporta a todos los continentes y China juega un papel protagonista en la competencia imperialista.

El llamado “Socialismo del siglo XXI” es falso; cuestiona el papel revolucionario de vanguardia de la clase obrera, presupone la preservación del Estado burgués -que debe ser derribado-, la perpetuación del poder y de la propiedad capitalista.

El socialismo-comunismo no tiene nada que ver con las empresas capitalistas, el mercado, el criterio de la ganancia y la explotación del hombre por el hombre que los comunistas luchan por abolir.

La planificación científica central de los medios de producción socializados es la base de la superioridad del nuevo sistema y puede desarrollar aún más las fuerzas productivas.

No hay lugar para demoras. La contrarrevolución continúa y por tanto los partidos comunistas, los comunistas, que creen en el socialismo-comunismo, es imprescindible que defiendan los principios marxistas-leninistas de construcción de la nueva sociedad.

De lo contrario,las consecuencias serán más dolorosas, la asimilación en el sistema se realizará rápidamente, la crisis del movimiento comunista internacional se profundizará y las responsabilidades históricas son grandes.

El KKE ha elaborado una estrategia revolucionaria contemporánea, está estudiando su historia, está en la vanguardia de la lucha de clases, pero no es complaciente. Insiste en el esfuerzo de reforzar los lazos combativos con la clase obrera, con los sectores populares de las capas medias en las zonas urbanas, con los campesinos pobres. Lucha por la construcción de organizaciones del Partido en las fábricas, en los centros de trabajo, en sectores de importancia estratégica, por el reagrupamiento del movimiento obrero y la alianza social, en choque con los monopolios y el capitalismo, por su derrocamiento. Estos temas serán abordados por los comunistas en Grecia en el XXI Congreso del KKE, en junio.

Seguimos en el camino trazado por Lenin y la Revolución Socialista de Octubre. De esta manera rendimos homenaje al gran revolucionario y a la heroica historia del movimiento comunista.